Vive con demasiada frecuencia en mi casa,
llega sin hacer ruido,
se muestra tan discreta,
que yo la siento,
la veo,
incluso la acomodo,
sin que los demás lleguen a darse cuenta.
Pero ella sabe que en mi casa también vive la risa
y como no ha conseguido echarla,
ha aprendido a vivir con ella.
.
A la risa la mimo más...
o al menos, la saco más de paseo,
la expongo a la vista de todos,
mientras tanto,
la tristeza se queda en un segundo plano,
solo sale cuando estamos solas,
y hemos llegado a tener tan buena camaradería,
que la dejo estar,
solo con una condición... que, de vez en cuando,
se vaya de vacaciones.
(Estrella)
.