Las flores de plástico son más duraderas, no siendo necesario realizar un proceso de plastificación similar al realizado con los cuerpos humanos para su exposición al público. Basta con ponerlas junto a una alambrada, añadir una cruz y que un letrero advierta de los peligros que encierra la vida. El sol, junto con las inclemencias del tiempo se encargaran de poner las cosas en su sitio. Las cosas se decoloran por si mismas debido a la entropía o al olvido. Lo que no desaparece nunca es la advertencia implícita que nos mantiene alertas, que nos avisa de que tengamos cuidado con las balas.
