Izquierda, derecha, arriba, abajo.-
NO pasa nada.
Tan solo somos unos cuantos millones de personas descontentas que pataleamos críos (según muchos). Ilusionados y arropados entre nosotros, y engañados con esta mentira global, a juzgar por nuestros actos.
Y aquí estoy yo, observando el despropósito institucional al cual mantenemos y sufragamos por imposición legal.
Nada es resaltable en esta lucha no-violenta, pues vendrán a tildarnos, como siempre, de exaltados afincados en utópicos principios de querer mejorar todo sin su aprobación y sin su ayuda. Zancadilleados por los poderes fácticos que intentan y consiguen ninguneos que dividen tanto esfuerzo.
NO tenemos ya más cosas que perder. Nos exponemos. Y nos mostramos, cómo no, a cara descubierta.
Pero ahora cambia el tono informativo de la prensa que me ataca, que te ataca y que intenta derribar el movimiento sin mojarse en absoluto.
Algo está cambiando una conciencia en compromiso con las masas que secundan en el mundo las consignas traducidas a todos los idiomas.
¿Y yo?...aquí sigo resguardado en mi trinchera. Construida desde y hasta donde alcanza mi memoria inconformista de aquel niño que aun reside en un lugar privilegiado en mi interior. Protegida por las barricadas que han crecido diseñadas a la sombra de principios personales de carácter indestructible.
La trinchera que jamás podrá ser asediada. Un rincón, por el contrario, que clama con su luz poco discreta. Intentando iluminar tanta penumbra. Rodeado de alimento para el alma que se aloja en mi interior. Dispuesto a resistir muchos más años. Y a pesar de estar cansado de esperar.
Sólo es cuestión de sumar, pues estamos todos en el mismo lado.
Pero no nos equivoquemos. No se trata de la izquierda o la derecha. Es más una cuestión vertical.
Los de abajo, los de arriba…
Y nosotros somos muchos más.
Y además estamos debajo.-