15M/15-O Barcelona 15-O, una fiesta
Manuel Fernández V.
Barcelona, más que otras ciudades y más ahora que hace treinta años, convoca varias veces al año a decenas de miles para la fiesta de la Mercé (deidad patronal de la ciudad), la Festa al Cel (exhibición aérea anual), los reyes magos, la liga de fútbol, las ferias de San Pons o Santa Lucía, etc. La ciudad y los barrios viven a golpe de fiesta. En parte, porque desde hace treinta años se invierte grandes masas de dinero público en potenciar la fiesta y fuegos artificiales, reinventando juegos y tradiciones. Lo que antes hacía la Iglesia con su calendario de fiestas de santos y milagros, para mantener el sentimiento religioso, ahora lo hacen los ayuntamientos que siembran el año de festejos para cultivar un espíritu romántico de pueblo (volk geist), un sentimiento identitario asociado al partido del alcalde. Hay un sector de población que vive esta fiesta pública con más emoción que una fiesta familiar. Y como en las escuelas también se cultiva la tradición, más que hace treinta años y más que otras cosas, esto ha generado una juventud permanentemente dispuesta a la “fiesta mayor” y a la convocatoria de plaza pública.
Pero esas juventudes no se moverían si fuera la manifestación sindical del Primero de Mayo (excepto el año que los modernos neoliberales de UGT lo celebraron con parrillada en el camping la Ballena Alegre). Esas marchas o concentraciones con consignas y discursos de tarima no atraen a los de la fiesta del alcalde que, en cambio, siguen el movimiento cultural del 15M/15-O. Por lo tanto, ¿habría que descontar de la marcha del 15-O aquel sector que vino y nos acompañó como en una fiesta más en las calles de Barcelona?
No, al contrario, son ellos los que deberían preguntar si nos descuentan a los intrusos que fuimos movidos por hacer una demostración de opinión pública y no por una fiesta, donde la consigna y el discurso político se omiten de manera adolescente (no hablar, no ver, no oír más que una inspiración emocional espontánea). Porque el 15-O, ya se sabía, iba a ser una fiesta de un movimiento cultural, un París Mayo-68 o un Woodstock-1969; y porque el 15M no ha inventado los movimientos culturales, ya existió el hipismo, el feminismo, el ecologismo, como existen las concentraciones de pop rock. Aunque esta vez, en el 15-O se llegó a corear “el pueblo / unido / jamás sera vencido”, no es más que una expresión del sentimiento de protesta “ni derecha, ni izquierda, los de abajo contra los de arriba [izquierda clasisita]” o “¿Dónde está la izquierda [socialdemócrata neoliberal del PSOE]?” “Al fondo a la derecha”. Son solamente despuntes de alguna politización explícita.
La única condición de esta fiesta cultural, con diferencia de las fiestas financiadas por el alcalde, es que para ir a la marcha del 15-O se ha de pertenecer a la clase media, no se puede ser cajera de supermercado con familia de camareros y obreros. La distinción existe. El convocado al 15M/15-0 se aproxima al perfil de familiar de funcionario con salario medio, y lector del vocero del 15M, El País on line (el mismo diario que reproduce en España la versión de la derecha latinoamericana). La intelectualidad de El País son activistas pro 15M, su editor adopta el movimiento al poner el título exultante “Sol [la plaza de Madrid] ilumina al mundo”, más un titular espiritista: “El espíritu del 15-M prende en todo el mundo” (esto recuerda cuando el fundador de El País editaba el material escolar de la “Formación del espíritu nacional” en la primera mitad de los años 70). Pero, si el 15M cuenta con un 60-90% de aceptación social, también puede ser simple marketing del periódico entre su mayor clientela.
En la marcha festiva del 15-O va la clase más afectada por la política fondomonetarista en la llamada “crisis financiera”. Porque la clase media española se ve pronto como la norteamericana, pagando costosas pólizas de seguro médico y pidiendo un crédito de 100 mil Dls. para hacer una carrera universitaria. Pero estos jóvenes se han formado en las escuelas católicas y no tienen el contacto con la realidad material del hijo que ha visto a su madre contar la peseta (menos de un céntimo de Euro), creen que todo es cuestión de voluntarismo, actos de conciencia, como decía la pancarta del 15-O que cubría al ideólogo populista socialcristiano del 15M, Arcadi Oliveras. Y la totalidad de las pancartas y expresiones coreadas en el 15-O son simples actos de toma de conciencia y de buenas intenciones.
Aquí quería llegar con las razones expuestas: 1. No hay crisis; 2. El 15M es necesario; 3. El 15M no es inocuo, puede ser una amenaza para la democracia, ¿lo saben sus ideólogos, Tuset, Zaragoza, Oliveres?
1. No hay crisis, en el sentido que la economía mantiene la estabilidad con décimas de variación del PIB, sin caer en recesión; y aunque cayera un 7% como en Grecia, se observa que la infraestructura económica no colapsa. En situaciones peores se mantienen las estructuras económicas fondomonetarizadas, es lo que se ha aprendido del Tercer Mundo desde los años 70.
El Índice de Paro español del 20-21% es relativo (cada economía tiene su “paro” crítico: en EU, un 9% es mucho; en la actual condición de Grecia, hay 16% de paro registrado, pero no indica la realidad de la economía sumergida de los griegos). El “paro” es un indicador negativo en Econometría Monetarista, que refleja la tendencia a la baja de la presión inflacionaria de la masa monetaria en circulación para una economía dada, lo que es positivo par el inversor en depósitos bancarios (menos salarios en la calle para una oferta dada en el mercado, menor presión sobre los precios, mayor estabilidad del valor del interés obtenido por el depósito). Si fuera el empleo lo que interesara al estadista que dirige la oficina de estadística, mediría el dato positivo de incremento del empleo no del paro. España está funcionando gracias a su enorme economía sumergida con este Índice de Paro “formal” y puede funcionar con otro más alto.
Los banqueros están invirtiendo dinero fresco del Estado, del BCE o de la Reserva Federal en las bolsas del mundo con la libre circulación de capitales, y ganan mucho en poco tiempo sin necesidad de dar crédito a la pequeña y mediana empresa a pequeños intereses en plazos medios. Nunca antes la banca había tenido tan buena suerte de no depender del crédito.
La pequeña crisis de los empresarios de la economía real, como la caída del 12% en las firmas de distribución o el parón de las ventas para el sector inmobiliario, se ve atenuada por sus grandes reservas de capital en accionariado bancario donde están obteniendo ganancias que compensan de sobra las malas cuentas de caja. Mientras sus ganancias en la banca vayan bien, al gran empresario no le importará la recesión.
El paro en el sector servicios preocupa a la clase media, no a los propietarios de los núcleos duros accionariales. Y mantener entubada la banca inversora al banco emisor obliga a la austeridad del gasto público del bienestar de la clase media funcionarial. Esta es la clase social que está en crisis, pero la infraestructura económica de España y el capital no están en crisis. La banca está viviendo sus mejores días con el socialismo al revés, disfrutando de la teta de la fiscalidad del Estado a cuenta de los impuestos que paga y pagarán la clase media y la clase baja.
La infraestructura económica funciona, no se ha roto el consenso político, y los cuadros medios del Estado en manos de la clase media no están descoordinados, el Estado funciona. No hay crisis en la superestructura política. En las próximas elecciones irán a votar por los mismos partidos la gente que apoya al movimiento cultural del 15M, y por la misma ilusión de la protesta de la marcha del 15-O.
2. El 15M es necesario. La marcha del 15-O ha sido oportuna para llamar la atención a los partidos y suministrar eslóganes en la próxima campaña electoral. Del mismo modo que los intensos movimientos estudiantiles de los años setenta en España influyeron, como expresiones de opinión pública, en facilitar decisiones para la Transición que ya se estaban tomando en el aparato del Movimiento Nacional y en el Consejo del Reino. Estas decisiones se tomaban porque eran convenientes al sistema de relaciones sociales y económicas del país, pero había resistencias que vencer con la ayuda del movimiento de plaza pública (ver el lúcido libro de Teodulfo Lagunero, ingenioso hidalgo que no falta a la modestia con el título de sus memorias: “La extraordinaria vida de un hombre extraordinario”).
En EU, los movimientos sociales de clase media por los derechos civiles y contra el apartheid, influyeron en la ley antisegregacionista de 1964. El movimiento pacifista de los universitarios y la clase media facilitó al gobierno la salida en derrota de la Guerra de Vietnam. Sectores de clase media se ilusionaron con la candidatura del senador pacifista George McGovern, que no llegó a gobernar, y así olvidaron las lecciones de Robert Kennedy, el mayor pensador político de EU. Esos son los límites de la clase media norteamericana, un estrato social muy visible, pero sin la fuerza del capital y sin la palanca del poder del trabajo de la clase baja (sin el trabajo de la clase baja no hay economía). Pero esta clase media es conservadora y conformista, a la que Robert Kennedy no les dice nada.
Volviendo al 15M. Hasta el 90% de la población, cuyo principal temor es el “paro” y la segunda preocupación son las deudas y la corrupción institucional, apoya a los “limpios” (categoría social) y “conscientes” (categoría ideológica) jóvenes de clase media-media del 15M. Es de esperar, entonces, que corrientes internas de los partidos existentes, sensibles a estas manifestaciones como la del 15-O, presionen a sus dirigentes para un ligero cambio de rumbo y no sólo para el uso oportunista de sus eslóganes. Por eso asistimos a la marcha los que no íbamos por lo festivo cultural del 15-O. Porque el sistema de partidos no está en crisis, y el 15M lo alimenta ideológicamente.
3. El 15M no es inocuo. En la Europa de entreguerras, la clase media italiana y española del Movimiento Social Católico dio soporte al Movimiento Social Italiano y al Movimiento Nacional Español. En Latinoamérica, el populismo de izquierdas en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina se mantiene sobre la clase media. Solamente el populismo otorga a la clase media una función rectora del capitalismo de Estado y de gobierno estamental (en el socialismo sindical o socialdemocracia centroeuropea, la clase media funcionarial estaba sometida al capital industrial).
Por eso, debemos de estar tranquilos con que el 15M se mantenga como movimiento cultural, y no caer en lo que dice el señor Zaragoza, que se organice en partido (salvo que quiera distraer los votos de los socialcristianos que votan a Iniciativa e Izquierda Unida). Pero en España hay ingredientes para que se formen movimientos nacionales populistas, y ninguno va a mejorar la actual institucionalidad. El socialcristianismo que sale de las sacristías del clero se encuentra detrás de todos los partidos nacionalistas, como el partido nacionalista vasco; detrás del Partido Popular está la Conferencia Episcopal; detrás de Convergencia y detrás de la democracia cristiana de Unió (los que aporrean a los 15M), está la cristiandad catalana que parte de la Abadía de Montserrat y se alimenta con “hojas parroquiales” de intervención política nacionalista del obispado de Vic o de Barcelona. El tradicionalismo radica en el sentimiento religioso, aquí y en la exYugoslavia. Y una de las figuras intelectuales más identificada con las asambleas 15M de los barrios y cercanías de Barcelona es el socialcristiano de Pax Christi (la Paz de Cristo), Arcadi Oliveres.
Si se juntara el voluntarismo cristiano (el acto de conciencia y las buenas intenciones) aprendido en la escuela católica, tenemos el ejemplo del coctel del aventurerismo latinoamericano de grupos foquistas, el Frente Sandinista, el M19 colombiano, Tupamaros uruguayos, Montoneros argentinos, y más. En estos grupos aventureros de clase media (“pequeña burguesía” se les llamaba), de fuerte componente de exalumnos de colegios católicos privados, no faltaron curas que se incorporaron activamente o los publicitaron con su idea de cristiandad estamental de la Teología de liberación. Sobrevivieron los Tupamaros que se reconvirtieron en un Frente político de centroizquierda, y los sandinistas que instalaron un populismo estamental de movimiento vertical de masas, que ahora tiene su segunda oportunidad en Nicaragua.
Pero el aspecto más extraño del aventurerismo socialcristiano latinoamericano fue el cheguevarismo (de Ernesto Guevara, un ideólogo que cometió el error de “conciencia” de creer conocer mejor la realidad del campesinado boliviano que el mismo Partido Comunista que había hecho la revolución campesina de 1954). Los jóvenes latinoamericanos educados en escuelas católicas, víctimas de un sentido heroico de la santidad predicado por el clero (el libro de memorias del jesuita nicaragüense Fernando Cardenal explica este método), se impregnaron del espontaneísmo de la inmolación cheguevarista.
Los tiempos cambian. El foquismo y el cheguevarismo no se repetirán del mismo modo, pero la ingenuidad del “acto de conciencia” y la concepción estamental socialcristiana en algún sector del 15M son notorios en sus pancartas. Lo mismo que dificultó la salida democrática de la dictadura somocista, porque el clero hizo el juego a un ala intransigente del Partido Conservador y después se embarcó en un proyecto de sociedad agraria estamental, como en la Cristiandad del Románico (ver mi libro “El San Carlos Marx de los socialcristianos en la revolución nicaragüense, 1978-1996”, que aparecerá pronto en la librería virtual BUBOK, en libro electrónico de descarga gratuita junto a http://www.bubok.es/libros/205222/EL-15M-algunos-conceptos-de-politica-economica-actualizacion).