RIP

Si saca alguien el cerebro por la nariz con pinzas de plata y alpaca, como el cerebro de Einstein, o el de Lenin, o el cerebro perdido y lleno de mierda de Mussolini. Si aprendes a empaquetar un cadáver antes de que los insectos depredadores limpien sus mùsculos, ante de que el rigor empaquete cualquier intromisión manipulable, aprendes bien.
Usted y yo nos morimos como quien no quiere la cosa, a la espera de merecedores empalagos analíticos. Porque a usted y a mí nos falta el oxígeno y torpemente una mueca, rictus dicen los ortrodoxos, en la cara, expresa la sensación de ausencia de vida. Todo es automático, el origen, un clic que nos despierta a la biología natural, y otro clic que nos apaga instantáneamente. Dá igual el rango social, el cuerpo se ausenta, fenece, los músculos se aflojan, la orina salpica y las heces, a veces, brotan de por sí.
La muerte es un escàndalo momentáneo de transtorno eficaz. Una vez ocurrida sólo cabe el lamento y el elogio del difunto. La putrefacción cadavérica dá comienzo al instante. La putrefacción sociológica marca unos parámetros de duda y tiempo....
Es necesario el rito porque libera a sus deudores, a sus descendientes. Los libera de las miserias interiores del afectado, los libera de sí mismos, que padecen y sienten su propia muerte tardía, más tardía que la del fenecido, lo cual es un descanso en sí mismo, un reposo, una ausencia de la muerte propia en favor de la de los demás.