Marc,estoy alucinando.
¿Te acuerdas del cajón que llenamos con cáscaras de plátanos como venganza al funcionario en su chozo del paso de la frontera,mientras los demás lo emborrachaban para que nos sellase el visado?
¿Y los kilómetros que tuvimos que andar por la selva cargando con el equipo y los focos y las maletas porque nos dejaron tirados los chinos del jeep?
¿Y cuando,perdidos por los bosques de bambú y sin agua y sin comida,aparece la viejecita con el manojo de espinacas de montaña y al preguntarle por el camino a la ciudad nos conmina (en un inglés infame) a que recemos en la stupa de la montaña,que Buddha nos ayudará?
¿Y que fué lo primero que vimos al salir de la selva,siete montañas más tarde?
El Buda.
Y junto a él la única tienda de la comarca,con ocho latas de seven-up y una bolsa de danish cookies.
Pero ni rastro de la ciudad.
Nos quedamos tres dias a la sombra del Buddha.
Rezando todo lo que no habíamos rezado,porque no nos fiábamos de que los budas no se venguen,tal como es habitual en los humanos.
Pues aquí tienes la secuencia en imágenes.
Lo que no entiendo es cómo hacía fotos en tales circunstancias.
(Los fotógrafos están como cencerros)
PD:Fíjate en la numeración de los fotogramas,la última foto que me quedaba en el carrete es la del Buddha.Y era el último carrete.