Me gustan las damnificadas que las llamo yo. Mujeres con ciertos problemas; ese aire de buena persona que esconde alguna circunstancia personal dura; o que se aturullan con el lenguaje o que sobre todo dicen: Me se ha, en vez de Se me ha; unas cabizbajas; otras depresivas; incluso con cierto aire tontucio acompasado de generosidad que aviva el pichón; la damnificada te cuenta que a su cuñado lo operaron de cadera; y no para de llorar porque es así de buena; tienen cierta goterita; o les falta un verano; son señoras que no hace falta que digan nada, al esgonzarse ya indican que pertenecen a este grupo; así cuando dicen uuuuu; el gorrión bulle; algunas son bien buenas pero con ese aire infelizote; se encogen de hombros; tienen una vena pequeñísima masoquista en lo más recóndito del inconsciente de su inconsciente; en Pepi Luci y Bom y Otras Chicas del Montón, Luci sería lo que para mí son las damnificadas. Que no se relacione con mujeres que sufren. Es un término personal aplicado. Si tiro un poquito del hilo me cuentan lo que les pregunte sin pararse a pensar que estoy ejerciendo de pescador, que tira la caña le da al carrete y con una facilidad que a mí mismo me asombra les voy sacando temas que quiero conocer. Hay señoras que cuando ven pasar a un hombre le dicen al niño chico que llevan de la mano: Nene no molestes y deja pasar. Hasta ahí bien. Pero la damnificada lo dice de un modo zorritonto. Y ahí el pájaro tropical que todos llevamos en los abductores se despierta. No es cuestión de ser o no inteligente. La damnificada puede ser catedrática que cómo tenga esa actitud particular pasa a formar parte del clan, que con inconscientes actos de pava calientan la sangre. Empiezan provocando risa, no se puede evitar la carcajada ante su actitud. Pero una sonrisa que da paso al sentimiento sátiro.
-… Muy mal, muy mal, lo operaron de la pierna y no quedó bien el pobre. Me se pasan los días yendo al hospital a verlo y pobrecico.-Dice una en el mercado. Lo vive, lo sufre, se ve buena mujer, con su apuro. Sí, una damnificada que más de un pililón agradecería tener a su lado, para con esos mohines que hace cuando agacha la cabeza, tocar el éxtasis.
Luego está la Artistilla. Que no es artista. Le va el tema pero tampoco se puede decir que sea así o asao. Y entonces se le dice artistilla. Canta en el karaoke, se siente semifolclorica, es lo opuesto a la damnificada que agacha la cabeza, ésta va sacando busto sonriente, y a algunas les gusta cantar en comuniones; siempre dirán que si hemos comprobado lo bien que lo hacen. Tienen en su mente la idea preconcebida de que son cómo las divas de cine, pero no se lo tienen creído: algunas hasta son toscas y te montan un cirio en medio de la calle porque su artisteo va desde cantar provocando risas y elevación del geranio, a sentarse en una barra mientras aplauden la sevillana que suena.
La damnificada piensa que qué cabeza más loca tiene la artistilla, con esas colas en los ojos y esas ropas con brillos; que se podía cortar un poco y no ir de guapa porque más bien parece otra cosa. Y la artistilla piensa de la damnificada que es tonta de remate. Cuando la tonta lo que es, es honrada y la otra lleva su cartel: Le paran los pies en las consultas del médico cuando les niegan la baja laboral, porque saben que la quieren para ir al bingo cantando en voz baja un pasodoble español, de camino a la sala de juegos. Cómo te enseñen una foto en la discoteca estás perdido, porque luego te pasará fotos de su ex, de su hija y el yerno; vamos que lleva el álbum completo encima cuando sale a cazar los fines de semana.
Ambas son divertidas y dan mucha vida a los hombres. La damnificada, por educación por educación puede que acabe contigo donde le propongas aunque cuesta tela; son desconfiadas lo bastante para que se te vaya toda una noche para convencerlas. Pero si eso no harta es porque se sabe que por la damnificada merece la pena llegar a sufrir tanto, para estar bien con uno mismo. Lloran contándote cosas que les pasó cuando tenían veinte años menos. Son mártires y simpáticas. Las artistillas a veces hay que pedirles que no muevan escándalo, que están hablando muy alto, y entonces se ríen más, dan unas palmadas y dicen algo así como:
-Coño, cómo eres jajaja.
Pero con un gran escándalo, simpático, inconscientes de que están dando la nota, de ahí su nombre artistilla.
La damnificada le pides un beso y te lo da pero con tal vergüenza que eso acaba dándole calor a los pichones. Esa reacción boba agrada mucho al pájaro loco. La artistilla se retoca los ojos en pleno restaurante siendo el centro de atención de los comensales, y cuando te besa te devora entero y te llena de rojo la cara. Al final dirá que eso le ha recordado no se qué canción y la cantará. En cambio la Damnificada suele ser sencilla vistiendo. Y no da la nota, la da la artistilla, que le dicen: No me comprometas que me conocen; y se lían a hablar con esa persona sin que se la hayas presentado, se presentan ellas solas.
Hay artistillas que les dice el amante: No subas la voz que me van a fichar, y te mueven encima una disputa porque les encanta el artisteo en plena calle, y al final acabas pensando que para qué le habrás dicho nada si está cómo una chota.
La damnificada, caso de que se líe con un casado estará a cada momento llorando por la otra, sintiéndose mal, a lo cual el pichón traicionero reacciona. La artistilla también puede que llore pero lo hará cuando haya mucha gente para que la vean interpretar.
A la damnificada la quiere todo el mundo. Pobrecita: dicen: Lleva mucho sufrido la pobre con sus cosas. Y a la artistilla también se le quiere.
-Pepiiiii.
-Anda no te había conocido. Es que voy a ponerme unas mechas que he quedado esta noche con el amigo de un primo mío, casado por supuesto, y no te había visto, cojones. ¿Qué y tú cómo vas con tus cosas?-Saluda la artistilla, informando sin saberlo a media calle. Y también se les quiere porque aunque son unas frescales, son entregadas y se paran con todo el mundo.
La gente dirá al final: Que loca y que loca es, eso sí es muy graciosa, aunque vaya boca que tiene.
La artistilla da alegría:
-¿Nos subimos otra vez a los coches de choque guapa?-Le pregunta uno que conoció hace media hora.
-Venga, vamos, estamos locos coño. Pero rapidito que luego mi marido me la monta diciendo que donde habré estado. No me entiende, bésame amor.-Y unos chiquillos jóvenes miran, se dicen que está buenorra, toda llena de dorados, pero se mean, no pueden evitarlo.
La damnificada cuando llantéa contando que una compañera de corte y confección está grave, el sujeto que la acompaña acaba dándole plátano, porque esa tristeza particular de la damnificada ha puesto al pájaro en tensión.
¿Con cual me quedo? La artistilla da alegría, le va el chiste y el cuplé; la damnificada guarda mucho las formas, es educada pero cómo tenga un problema y te lo comunique con ese tono particular de sufridora, el trombón se endurece. Difícil contestar. Tal vez la damnificada, que te dice:
-Uy ¿Se ha dado usted cuenta del mal carácter que tiene el conductor? y ahí él piensa: Que tontees sin saberlo no te exime de que estés calentando.
Y en la cola del autobús al ver eso, la artistilla se sonríe con esas tetas tan gordas que tiene, y el pelo rubio de brocha y piensa: Menudo pájaro se le ha puesto con lo que le ha dicho la muy idiota. Voy a preguntarle si acepta un cafés.
Si cafés y taxis. El caso es dar la nota.
Conclusión: Gustan las dos: La idiota y la que se da golpes fuertes en el pecho, aclarando que ella tiene la razón.