Vislumbrar lo que se oculta más allá de la palabra, de esos encuentros entre amigos, familia, vecindad, el día a día cotidiano, detrás de un simple gesto dice mucho sin querer, de esa sonrisa forzada que esconde la fragilidad del drama, la infelicidad, un paso más hacia la desolación, esos encuentros nos lo van marcando, el implacable tiempo que culmina en un plano, sin forzar, focalizado en la figura de Mary, cuando fija su mirada hacia ningún lugar, comprendemos el desajuste, el vacio interior, la tristeza que es desolación; antes incluso en el prólogo de esta pieza de cámara narrada en cuatro tiempos como cuatro estaciones –podría ser un drama Chejoviano-, inicia esa premoción inquietante –el fugaz personaje autodestruido interpretado por una sobria Imelda Staunton- que actúa como resonancia de la derrota final.
Un matrimonio perfecto Tom y Gerri, pareja perfecta, su vida armónica, rutinaria, alrededor de ellos solitarios, neuróticos personajes a la deriva Mary, Ken, Ronnie (hermano de Tom que acaba de perder a su esposa) que encuentran acomodo en casa de estos, es entonces cuando el drama se desmadeja sin prisa pero sin pausa marcando los tiempos, definiendo a sus personajes -sin juzgarlos- por sus acciones, diálogos -existe una idea, un marco, unos personajes, es decir un guión que finalmente no se lleva del todo a cabo, dando oportunidad a la improvisación, sin despegarse de los ensayos previos y meticulosos, por lo que el film progresa de una forma no determinada, otorgando un margen a la discusión y a la investigación, bajo la mirada atenta del realizador, que camina conjuntamente, hasta encontrar soluciones necesarias, que culminan la obra-, dejando ver una fisura que se convierte en inquietud –quizá también Tom y Gerri son parte de ese teatro de títeres, apariencias que ellos esconden, mientras se alimentan de las desgracias ajenas-
Desmantela Leigh el estado de bienestar, los comportamientos aburguesados de la clase media, la representación de estos, utilizando un prodigioso y eficiente sentido elíptico -la presencia en cada acto de un personaje que modifica las relaciones escritas hasta ese momento, que alcanza incluso a la presencia del único hijo del matrimonio, cambia una y otra vez la dialéctica y su perspectiva, incertidumbre marcada por cada plano que sugiere un sentido cruel, patético, frágil, opresivo, que enmarca la lucha de clases, la pura sobrevivencia de estas, dejando en la cuneta cadáveres, indultando cierta calidad de vida-