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''La vida nunca es color de rosa''... ''que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son''. Es con este mix de frase antojadiza, mitad entre el popular aforismo y mitad con el último tercio del monólogo del -Segismundo- de Pedro Calderón de La Barca con que celebro el paso a cuartos de final en la víspera, logrado por la selección holandesa frente a México por 2-1.
Era un partido para ser sufrido, era un lance para ser reñido hasta le médula, era un enfrentamiento que podía ser de robo con una goleada anticipada, como también que fuera un choque con la más grande sorpresa en esta fase de octavos, en que un súper candidato -Holanda- podía traerse abajo la estantería y por defecto, México, elevarse a los deísmos insospechados de ser el verdugo de la tarde en el coloso de Fortaleza.
Louis Van Gaal, el DT. de la Orange desparramó su tridente ofensivo en punta. Dispuso en su línea de ataque a Van Persie (9), Robben (10) y Sneijder (11), cuadrando a su equipo con sistema de 4-3-3. A su turno Miguel Herrera, el orientador de la tricolor azteca, envió a los suyos con un teórico y cauteloso esquema de 5-3-2 dejando a Oribe Peralta (19) y Dos Santos (10) en el ataque.
Pero, resulta que en la práxis los mexicanos tomaron la batuta del partido, tuvieron casi siempre la iniciativa y por ende, las mayores y mejores posibilidades de gol. El fútbol, si algo tiene que lo caracteriza en particular, es que es de lo más predeciblemente impredecible. A los 8'30'' minutos, el mediocampista holandés Nigel De Jong (6) se sintió de una antigua lesión. Así entonces, bien y pronto el comando técnico tuvo que gastar un recambio impensado entrando Bruno Martins (4) en sustitución.
Se fueron en paridad 0-0 al descanso, pero apenas y reiniciado el segundo tiempo, cuando la estrellita mexicana Giovanni Dos Santos abría los fuegos poniendo a México 1-0 sobre los 3' minutos. De allí en más, Holanda tendría 3 rivales con los cuales bregar: el tiempo en contra, (que cuando se va abajo en el marcador los minutos parecen llevárselos el viento), la propia escuadra mexicana y lo que era peor; el juego siempre punzante y amenazante de los charros, con toda esa mierda revuelta de no poder desde hace 5 mundiales lograr pasar a los 4tos. de final.
Bastaba nomás con oir los encendidos y muy sobradores como chauvinistas comentarios y relatos de los colegas de la cadena Univisión; aunque valga decir, que en lo personal por cuestiones de preferencia y de objetividad profesional, seguimos el match por ESPN con relato propiamente en portugués de los acreditados brasileños.
Al partido, le quedaban 40 minutos para la gloria de México y la defección de Holanda -a manos o mejor dicho, en pies de un rival poco ponderado- o por el contrario, para que, el escuadrón tulipán mostrara la madera de la que está hecho y llamar las cosas al orden. Desde la banca holandesa, tenía que venir el viraje.
Louis Van Gaal, el exitoso coach que dirigió en España, Italia y Alemania ganando innumerables títulos en dichos países, además de haberlo ganado todo con el Ajax de Amsterdam; se la jugó una vez más y dispuso el ingreso al minuto 75' de piernas frescas y una mayor potencia y presencia contra el área rival, con Jan Huntelaar (el goleador de la Bundesliga alemana) por un trajinado y algo peleado con el balón, que fue esta vez Robin Van Pierse.
Con esta modificación, Holanda empezó ostensiblemente a crecer, a retomar el mediocampo, el trato al balón, haciéndose las llegadas naranjas al arco defendido por el ''Memo'' Ochoa cada vez más incisivamente peligrosas. El entrenador de México, por su parte, en un afán tempranero de querer ''amarrar'' el resultado, sacó de la cancha a Dos Santos por un elemento de contención como Aquino al minuto 60' y ordenó el cambio de O.Peralta por el ''Chicharito'' Hernández a falta de 15 minutos de terminar el lance. Las variables no obstante, no le alcanzarían para detener a una ya ''carburante'' y encendida ''naranja mecánica''.
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Era el turno para que apareciera una vez más, el ''Aladino'' holandés, personificado en Arjen Robben. Sobre los 88 minutos, y tras una andanada de ataques continuos, la defensa azteca concede un tiro de esquina que es ejecutado por el crack del Bayern Múnich. La bola va a parar por las inmediaciones del área mexicana sin poder ser despejada, y es el ingresado Huntelaar que la baja de cabeza para Sneijder, quien la pesca a la entrada del cajón grande, metiéndole un furibundo cañonazo hasta el fondo de las mallas del rendido arquero Ochoa.
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Se iban al alargue?...Nooo!...qué va!...es Holanda y esta quiere y sabe que su madera es la de campeón y va por más. El asistente Fifa marca 6 minutos de reposición en la paleta electrónica. Y entonces, mientras que a México se le convertirán en 6 horas, a Robben -el 10 holandés- le serán más que suficientes para, al paso de trote y con esa hipnotizante zurda pegada al balón, llevarse a sus dos marcadores por el carril derecho, y luego en un triz, hacer el endemoniado cambio de revoluciones, (esa aceleración intempestiva que lo antropomorfiza en un Porsche de carrera 911 capaz de llegar de 0 a 100 Kms en menos de 5 segundos!)...y provocar sobre la misma raya final del área mexicana, el desborde y falta del capitán de México, Rafa Márquez (con 4 mundiales y toda la experiencia del mundo); que lo derriba y decretando por tanto el árbitro, la pena máxima.
Minuto 93' y el 2-1 que concreta Huntelaar, dándole la vuelta al marcador. México está afuera de nuevo, como siempre, como en la misma maldición que no quiere que sepa qué es lo que es pisar los 4tos. de final. Holanda, en sólo 5 minutos le recordó a la dorada efigie FIFA que va en el camino derecho de levantarla, aunque para ello haya que sortear aún, alguna piedrilla más incómoda en el zapato.
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La vida nunca es color de rosa, y la vida es sueño...porque los sueños, sueños son. Que mañana sobre una fría y milenaria piedra de las ruinas aztecas de Tenochtitlán, la cabecita de un magro cuerpecillo indio desnutrido y analfabeto, al oír en su pequeña radio a transistores que su México quedó eliminado, seguirá llorando su cruda y triste realidad hasta quedarse dormido.
La vida nunca es color de rosa, y la vida es sueño...porque los sueños, sueños son. Y es que, la vida es mejor, mucho pero mucho mejor si es naranja...y no sé por qué, pero los sueños, el juego y la suerte, siempre están de lado de quien será campeón mundial.
Carlos Suárez D.