Estuve viendo un reportaje sobre el holocuasto. Había visto alguna que otra vez las mismas imágenes. Pero cada vez es diferente. Quedo impávido y atónito observando las caras de presos y los ojos vueltos de un cadáver famélico, espigado, atrozmente disecado en vida. Los cuerpos agolpados, uno encima de otro, a puñados. Muertos sin remisión ni compasión. Carne de charcutería. Apilados, secos, devorados por la niebla de la locura humana.
Contemplo a Himmler. Posa ante la càmara vestido de militar. Limpio e impoluto. Está recién peinado y engominado. Posiblemente acaba de salir del baño. Posa en mangas de camisa con los brazos en jarra y la pierna derecha apoyada en algún taburete. El fotógrafo sabía que así realzaba la sensación de poder. Si tapo el cuerpo uniformado con la mano sólo queda su cara. Afeitado, con bigote y gafas blancas. Pareciera que acude a la oficina. Tal vez un contable mediocre o un informático pertinaz. Himmler oficinista, auxiliar de administración, becario mileurista. Sin embargo me encuentro ante la imagen de uno de los mayores asesinos de la historia. Posiblemente de un psicópata a conciencia. Autor e inspirador de "La solución final".... difícil de entender. Contemplo a Himmler como antes contemplé a Goebbels. O a Hess. O a la amante de Goebbels en paños menores, muslos redondos y culo ancho.
Las escenas del documental no me han dejado descansar. Presos destrozados, ganado de granja de matadero. Veo a los guardias alemanes que acaban entregádose a las tropas aliadas. Alguno fuma, tal vez sabiendo que es su último cigarro. Las palas excavadoras crean una gran fosa...