Lo que ha permitido, unificar a sectores con intereses políticos tan diferentes en torno a dos alternativas claramente polarizadas, es la salida negociada del conflicto o la continuidad del mismo, quizás por lustros o décadas.
En esta segunda vuelta pasaron a un segundo plano los candidatos, para la mayoría de los electores dejaron de ser importante las cualidades y defectos de cada uno de ellos. Lo que está definiendo al electorado es a quiénes y qué representan para el futuro inmediato de los colombianos.
Los seguidores del candidato Oscar Iván Zuluaga, no lo apoyan a él, apoyan en realidad al senador electo Álvaro Uribe Vélez, y en esa opción se agrupan quienes tienen miedo que Colombia al finalizar el conflicto, se construya un modelo que nos conduzca al denominado “Castro-Chavismo”. Para ese sector la guerra fría sigue vigente, el Muro de Berlín sigue en pie, el fantasma del comunismo sigue vivo, por ello es necesario mantener la guerra y la confrontación armada y política de manera indefinida, de esa manera toda expresión de inconformidad puede ser borrada del escenario, porque es una expresión de ese enemigo, que los obsesiona. En su obsesión por luchar contra el “Castro-Chavismo”, no ahorran esfuerzos, y están dispuestos a utilizar todos los recursos sin importar si están dentro o fuera de la ley, por ello están dispuestos a chuzar a jueces, magistrados, periodistas, líderes de la oposición, negociadores de la Habana y lo hicieron hasta con funcionarios de otros gobiernos. También, su paranoia los hace sentir que tienen la autoridad para convertir a Colombia en la punta de lanza continental del “Anti-castro-chavismo” y pretenden servir de apoyo a la oposición del gobierno Venezolano, y de las oposiciones a los gobiernos de Ecuador, Brasil, Bolivia, Uruguay y Nicaragua, sin ruborizarse están dispuestos a llevarnos a cuantas guerras sean necesarias.
Esa opción se caracteriza por el odio a las FARC, de un lado; y el miedo al coco del enemigo estratégico el “Castro-Chavismo”, por el otro. También los acompañan sectores que no quieren el fin del conflicto porque le tienen miedo a que se conozca la verdad de todas las atrocidades cometidas y de quienes se beneficiaron de ellas, en particular los beneficiarios del despojo de tierras. Desafortunadamente, los sectores más atrasados del pensamiento democrático institucional en el interior de las fuerzas militares, que se quedaron anclados en la doctrina de la guerra fría, y que en algunos casos, han sido responsables de graves violaciones a los derechos humanos, también los acompañan.
Por el otro lado, buena parte de los seguidores del candidato Juan Manuel Santos, tampoco lo apoyan a él, apoyan es el proceso de dialogo en la Habana y más concretamente apoyan la salida negociada al conflicto armado interno.
Los seguidores de la campaña del presidente candidato, están divididos en cuatro grandes grupos: 1) Los pertenecientes a los partidos tradicionales, o que hacen parte de la Mesa de la Unidad Nacional; 2) Los partidos independientes, las minorías y la izquierda democrática; 3) Los movimientos sociales y sindicales; 4) Los grandes gremios empresariales que ven en el conflicto, un obstáculo para el desarrollo nacional.
Estos cuatro sectores que tienen intereses diferentes y hasta antagónicos en muchos casos, han dejado de lado sus grandes diferencias, y se han unificado por el temor de que la ultra-derecha que abusa del ejercicio del poder y no respeta la institucionalidad, se monte y se perpetúe en él. En esta campaña también están representados sectores medios intelectuales que los convoca el respeto y el fortalecimiento de la institucionalidad democrática y la posibilidad de superar el conflicto armado, por el dialogo y la concertación, como cualquier otro conflicto.
Por las anteriores razones, creo que la segunda vuelta presidencial, se ha convertido en una disculpa, los electores no van a votar ni por Santos, ni por Zuluaga; lo que ocurrirá el próximo domingo, es la definición de qué tipo de sociedad queremos: una que continúe navegando en un conflicto eterno, y otra que termine el conflicto y permita la construcción de una sociedad en paz.
No es creíble, la tesis de que ambas campañas quieren la paz, ese argumento no resiste ningún análisis serio y coherente, el domingo los colombianos más que elegir un presidente, vamos a participar en UN PRIMER REFERENDO POR LA PAZ.
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Sí gana el Presidente Candidato, continúa el proceso de paz; pero sí gana el Candidato del senador Álvaro Uribe, continuará el conflicto interno y seguramente protagonizaremos también varios conflictos en el plano internacional con nuestros vecinos.
Digo un primer referendo, porque si es reelegido el presidente Santos, como todo parece indicarlo, muy probablemente en un año habría un SEGUNDO REFERENDO POR LA PAZ, para aprobar o desaprobar los acuerdos construidos entre el Gobierno Nacional y las Guerrillas de las FARC y el ELN.
Lo sensato y equilibrado, es que en el PRIMER REFERENDO permitamos la continuidad del proceso de negociación, y en el SEGUNDO REFERENDO, teniendo mucha información sobre los reales acuerdos finales, decidamos si de verdad va existir impunidad, o si es verdad que los comandantes de las FARC van a llegar de una al congreso, argumentos que hasta hoy han sido utilizados sin ningún fundamento para indisponer a los colombianos contra un proceso de paz serio y que está demostrando efectividad.
Hago un llamado a los abstencionistas y a quienes con argumentos y sentimientos validos promueven, o van a ejercer el derecho a votar en blanco, a votar en el referendo. Pueden mantener su posición: Ni por Santos, ni por Zuluaga, voten el domingo en el primer referendo por la paz de Colombia. No permitan que otros definan nuestro destino común, en este particular momento de la historia nacional.
* Analista y comentarista político y social, Instituto de Pensamiento Étnico Social y Político, IPESP. Veedor Nacional del partido Alianza Social y Política, ASI.
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